VOXLOCALIS #68

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Artículo publicado en Red Prolid

La agenda de género ¿cómo se traslada a la agenda municipal?

Por: Flavia Tello
Uno de los nudos críticos que explica por qué las políticas de igualdad no alcanzan a tener el impacto deseado puede deberse a la persistencia de una visión globalizada acerca de la situación de las mujeres. Sin embargo, y como bien sabemos, ni las mujeres somos todas iguales, ni tenemos las mismas necesidades e intereses.

Uno de los nudos críticos que explica por qué las políticas de igualdad no alcanzan a tener el impacto deseado puede deberse a la persistencia de una visión globalizada acerca de la situación de las mujeres. Sin embargo, y como bien sabemos, ni las mujeres somos todas iguales, ni tenemos las mismas necesidades e intereses. Pero es que, además, cada territorio es una compleja combinación de identidades y circunstancias sociales, culturales, económicas y políticas que determinan de manera decisiva en las oportunidades de las personas, y más en la vida de las mujeres y niñas.

No vamos a negar aquí la relevancia que tiene luchar por una agenda global de las mujeres. De hecho, hay importantísimos hitos que han tenido lugar desde las plataformas mundiales. No obstante, si los desafíos y compromisos no son interiorizados, asumidos y defendidos por las comunidades locales, y por quienes están en el poder local, difícilmente conseguirán tener mayor impacto.

Esto es así porque los grandes desafíos del mundo actual tienen lugar en el espacio local. Es el ámbito donde, como bien señala Alejandra Massolo “las necesidades insatisfechas adquieren nombres y rostros. Es donde la política  puede articular lo personal y lo social, lo privado y lo público, lo individual y lo colectivo”. Es donde el vecino y la vecina tocan a la puerta para demandar servicios, y donde una mujer acude a pedir auxilio, a pedir apoyo para cuidar a sus pequeños y así poder salir a trabajar…

De ahí que quienes trabajamos con y desde las instancias municipales vemos la oportunidad y necesidad de propiciar que los gobiernos locales y las comunidades se constituyan como los principales instrumentos para impulsar acciones tendentes a erradicar las situaciones de desigualdad y a transformar las sociedades.

Si bien el asistencialismo y el paternalismo han sido las formas clásicas de los gobiernos locales para atender las problemáticas de las mujeres, hoy se impone adoptar estrategias más integrales y de largo impacto para favorecer el desarrollo en un marco de igualdad.

El gran reto aquí pasa por que la agenda de género sea interiorizada y defendida en la agenda de las mujeres políticas que están en los espacios del poder local, porque entendemos que a través de esa representación femenina los intereses y necesidades específicas de las mujeres contarán con una más eficaz defensa en los espacios en la toma de decisiones, y que con ello estaremos incorporando la perspectiva femenina sobre el desarrollo, que no es sino la de la mitad de las poblaciones. Pero también precisamos que la agenda de género sea interiorizada y defendida por los hombres políticos, por supuesto. Porque de otro modo estaríamos nadando contra corriente.

Y volvemos al punto inicial aquí planteado: la agenda de las mujeres, la agenda de la igualdad, será mejor incorporada en las agendas políticas en tanto sean más próximas a las necesidades de la ciudadanía.  Por tanto el municipalismo tiene un gran reto con la agenda de la igualdad, que debe abanderar desde el enfoque de derechos de las mujeres, en la oportunidad de poder captar las necesidades más específicas de las mujeres de sus comunidades y sus intereses estratégicos. De poder escucharlas, trabajar con ellas, y que éstas se conviertan en artífices de su propio empoderamiento y sujetos del desarrollo humano, la justicia social y el desarrollo local.

Aun cuando es importante reconocer que todavía persisten dificultades e importantes resistencias, en América Latina en la última década algunos municipios empiezan a destacarse por la consolidación de mecanismos de género al más alto nivel del gobierno municipal, con políticas públicas de inclusión e igualdad que se distinguen sobre todo por el liderazgo político y la legitimidad social que las respaldan. Experiencias que en definitiva se destacan porque la política de género ha pasado de una acción específica para las mujeres a una política de Estado, conectando la agenda global y nacional con metas y procesos vinculados al territorio, incluyentes y sostenibles, con sentido para la población.

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